Me río yo con lo de la detección precoz del cáncer de mama. Todos los medios diciendo que hay que hacerse autoexploraciones, y, en cuanto se encuentre algo raro, ir al médico.
Claro. Ahora os cuento yo la parte que verdaderamente tiene gracia.
Resulta que te encuentras un bulto, que es "enorme" (hablamos en proporción, claro), no deja de crecer y duele como un demonio, en el pecho. Y tú, que has visto todas las campañas de concienciación, te vas como un sputnik al médico de cabecera, a comentarle el hecho, porque, la verdad, da bastante yuyu.
Y el médico de cabecera, sin ni tan siquiera explorarte (ni mucho menos haberte hecho una analítica, ni siquiera mirado alguna reciente, porque llevas sin pincharte desde que empezaste a correr más que las enfermeras), te dice "con lo joven que eres, será que se te sigue desarrollando el pecho". Y tan pancho. Y, a pesar de que le insistes, te manda para casa.
¿De qué sirve que nos conciencien a nosotras si los médicos no lo están? Esta historia para no dormir (una de tantas que me han pasado a mí con los médicos, que debe ser que me ven cara de quejica y pasan) acabó conmigo volviendo acompañada de mi padre, que es el que sabía llevar al buen doctor, para que me mandase al especialista. Al final (y menos mal!)no era nada, sólo quistes benignos, pero si lo llega a ser, al tío se le había caído el pelo por hacerme esperar.
Conclusión: si estáis preocupadas, insistid. Si notáis algo raro, insistid. Si vivís en un pueblo pequeño, insistid el triple, que a algunos médicos rurales (no generalizo, pero van dos de dos) parece que les da una pereza increíble mandar al especialista. En mi caso no fue nada, pero habrá casos en los que sí lo sea, y por dejadez de unos u otros lo mismo no se pilla a tiempo. Mejor pecar de precavido...
Y sí, señoras y señores, ésta es mi reflexión por el día contra el cáncer de mama.
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