Buenas, gente!
Ya sé que prometí escribir, pero cuando se pierde un hábito es complicadete recuperarlo. Aún así, me quería desquitar, y ¿cómo mejor que con una receta de supervivencia?
El pollo, las pechugas en particular, a mí me salva de muchas ocasiones en las que no sé qué comer. Porque se puede hacer de mil o dos mil maneras, y la variedad ayuda a no hartarse. Hoy toca a la pseudo mejicana.
Esto salió de mis días en Valladolid, tras cenar una noche en un mejicano, querer repetir en casa y constatar que los packs de fajitas cobran mucho para lo que llevan dentro. Vamos a ello.
Ingredientes:
- Pechugas de pollo en filetes.
- Pimiento verde. (uno pequeño)
- Cebolla. (una mediana)
- Cayena. (un par de ellas)
- Pimienta negra en polvo.
- Pimentón dulce.
- Aceite.
- Sal.
Elaboración:
Cortamos el pimiento en rodajas finas. Ponemos una sartén al fuego (fuego medio, porque si no se nos achicharra el invento) y lo echamos, con el aceite.
Mientras comienza a freírse, cortamos la cebolla, en tiras. Cuando la tengamos cortada, la añadimos a la sartén, y lo dejamos con el pimiento cocinando hasta que ambas cosas estén hechas (para saber si lo están, prueba: si está muy duro le falta un rato).
Mientras estamos haciendo el pimiento y la cebolla, cortamos las pechugas en trocitos pequeños. Esos trocitos los salpimentamos, y cuando por fin estén hechos la cebolla y el pimiento, los añadiremos a la sartén.
Damos vueltas, vueltas, vueltas, hasta que los pedacitos de pollo estén prácticamente hechos, y añadimos el pimentón dulce y las cayenas. Seguimos dando vueltas vueltas vueltas hasta que esté todo del mismo color, y lo retiramos del fuego.
Ahora toca coger media barra de pan, abrirla como para bocadillo y meter el mejunje de pollo y cebolla dentro. Y comérselo. Y relamerse.
Espero que os haya gustado, porque a mí, a estas horas, se me cae la babilla pensándolo.
¡Hasta que nos leamos!
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