Hoy, aunque siga con el fimo, toca algo diferente: una murrina.
Cuando la hice, estaba intentando probar algo nuevo, porque he encontrado a una conocida que también hace fimo (!) y la ofrecí un trozo de la murrina que utilicé para los pendientes de pétalos. Me daba no sé qué darla sólo eso, porque me quedaba un trozo bastante pequeño, así que le dí también una de una seta (que ya os enseñaré) y ésta.
Es, probablemente, la murrina más rara que he hecho. Tiene mucho fallo, pero creo que es por lo finústicas que son la pata y la cola. Sin embargo, me ha gustado ver que soy capaz de hacer estas cosas. Está chulo, ¿no?
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