El día que me da por una combinación de colores determinada, no hay manera de que la idea se me vaya de la cabeza.
Así me pasó cuando me puse a hacer el broche que veis más abajo, que continué con los corazones (que no sé para qué me van a servir, puede que como asidero de las cremalleras de mi riñonera) y, además, con una tartita arcoiris monísima.
¿Os gustan?
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