De nuevo ando tirada en esta estación,
desgranando los segundos, que me hacen
de un grano de arena un mundo y pacen
en el llano del estático reloj.
Hay tal ruido que no presto ni atención,
la cafetera, música y monedas
caen en casacada para que tú puedas
abrirte en camino hasta la perdición.
Un tren se fue y otro aún no ha llegado.
Pierdo el tiempo esperando aquí el momento
de poder volver a casa y descansar.
¿El tiempo de mi espera? Aún no ha acabado,
y es él el que desoye mi lamento:
mañana la historia volverá a empezar.
Esto fue escrito un día que tuve que esperar una horita al tren, en la cafetería de la estación, yo sola. Un coñazo, pero bueno... algo salió, que no es poco. Molaría que la copia que dejé en el tren llegase hasta alguien :).
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