¡Bueno bueno bueno...! Me ha dado por inaugurar sección.
La verdad, me he puesto a recordar el primer año que pasé fuera de casa, que aún no tenía ni la mayoría de edad... ¡qué mal comía! Ese año perdí cerca de ocho kilos, que, en metro sesenta y poco de estatura, es una burrada. Se me notaban absolutamente todos los huesos y tenía unas ojeras que ni un oso panda.
Pues bien, para aquellos que, como yo por aquellos años, tengan una maña nula en la cocina, va una receta sencilla, con ingredientes de supervivencia y que no está mala del todo, por variar.
Ingredientes:
- Macarrones
- Tomate frito, un brick pequeño (creo que son 200 ml)
- Atún, una lata.
- Cebolla
- Mantequilla (una cucharadita), si no hay mantequilla se puede usar aceite.
- Sal
- Agua
- Pimienta y "hierbas provenzales" (es opcional)
Ponemos en una cazuela agua abundante, sal, y la mantequilla o el aceite. Lo ponemos al fuego, al máximo, hasta que empiece a hervir. Cuando ya hierva, añadimos los macarrones, en una cantidad a ojo (que normalmente no acertaremos, o nos pasaremos o nos quedaremos cortos).
Mientras empieza a burbujear, que tardará un rato, picamos la cebolla en cuadraditos muy pequeños. Ponemos una sartén con el aceite de la lata de atún al fuego, a fuego medio, y los echamos.
Habremos de ir removiendo la cebolla, pues tiene una tendencia a quemarse bastante fea. Cuando esté transparente, echamos el atún desmigajado y damos un par de vueltas, añadimos las especias si queremos, y, por último, el tomate frito, escurriendo bien el brick.
Lo dejamos a fuego lento, en lo que se cuecen los macarrones. El tomate hará "chup chup", y salpicará, y lo mancharéis todo, pero es lo que hay.
Los macarrones estarán listos en 8-10 minutos. ¿Que no sabes cuándo lo están? Sólo tienes que pescar uno y probarlo. Cuando esté blandito, lo retiras del fuego, los escurres, los vuelves a echar en la cazuela, añades la mezcla del tomate con el atún y la cebolla y ya tienes tu comida para sobrevivir un día más.
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